Expulsión de los judíos de España

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 Este pasado 28 de marzo fui el disertante principal del acto de conmemoración del 527 aniversario del edicto de expulsión de los judíos de España.

 

Concurrieron los representantes de la Comunidad judía del Uruguay, funcionarios del Reino de España y del estado de Israel. Mi conferencia comenzó recordando un dato histórico que no siempre se destaca: la partida de Colón hacia América sucedió precisamente el día en que debía aplicarse el edicto de expulsión firmado por los reyes católicos, Isabel y Fernando.

Son legítimas y prácticamente certeras las sugerencias de historiadores y eruditos de que el propio Colón y varios integrantes de su tripulación eran judíos que no tenían nada que perder: marchaban, a la vez, al exilio y a la aventura. El descubrimiento de América, señalé, derivó, 400 años después, en la diáspora más segura y libre para los judíos, previa a la creación de Israel: los Estados Unidos de América. ¿No es prodigioso que la expulsión de los judíos de España haya derivado en el descubrimiento de ese continente que, en su parte norte, daría lugar a la diáspora judía más numerosa, fructífera y libre de cuántas hayan existido a lo largo de nuestra milenaria historia?.

España se oscureció por esa expulsión injustificada e insensata; el pueblo judío continuó su ininterrumpido exilio. Los siglos de oro de los judíos en España, con nombres como Maimónides, Halevi, Abravanel, no por célebres dejaron de ser años de exilio. Qué extraño, destaqué, que España fuera conquistada en el año 700 por el fundamentalismo islámico, pero que siete siglos después de la opresión en manos musulmanas, los españoles, para homogeneizar religiosamente su reino, hayan expulsado a los judíos, que nunca los invadieron ni mucho menos oprimieron.

Los judíos llegaron a España, como a todas partes, civilmente, desarmados, voluntariamente recibidos, y sólo aportaron luz y cultura al reino. Agregué que, en la actualidad, España ha sido dos veces víctima de sangrientos y homicidas atentados del fundamentalismo islámico: en los años 80, y la terrible masacre de Atocha, en 2004. Sin embargo, diarios españoles, medios audiovisuales, las redes sociales, ONGs, intelectuales, escritores y pensadores ibéricos, escriben contra Israel y el pueblo judío. Continúan con el mismo antijudaísmo primario e insensato de los reyes católicos: pero ahora no solo quieren expulsar a los judíos de España, también nos quieren expulsar de Israel; es decir, del mundo. Mientras son los fundamentalistas islámicos quienes invaden y matan a los españoles.

Los judíos del mundo siempre defendieron la libertad en España: formaron parte de las Brigadas Internacionales que lucharon a favor de la República durante la Guerra Civil española. Los fundamentalistas islámicos, por el contrario, lucharon contra la democracia y contra la libertad, en esa misma conflagración. ¿Cómo se entiende que un partido como el PSOE, el Partido Socialista Español, que debería defender los intereses democráticos, esté a favor del terrorismo palestino y sea tan antijudío como los reyes católicos? Con España compartimos un idioma hermoso, la transición a la democracia, la hospitalidad con que nos reciben como argentinos; pero aun en buena parte de la intelectualidad y la política española pervive el deseo de expulsar a los judíos.

Tenemos, claro, amigos, entre lo mejor los españoles, como el ex presidente José María Aznar, y la escritora Pilar Rahola, Joan Juaristi, el fallecido Horacio Vázquez Rial, el periodista Mario Noya, entre muchos otros. Pero queremos que la reconciliación sea completa: no alcanza con que los españoles reconozcan el error criminal de la expulsión e intenten repararlo ofreciendo a los sefaradíes la nacionalidad española; también deben comprender que la principal casa de los judíos de todo el mundo, incluyendo los descendientes de los sefaradíes, es el estado de Israel; y que si se agrede a esa casa, en acto o palabra, se vuelve a expulsar a los judíos de cualquier lugar donde vivan. Ojalá la reconciliación entre los judíos y España se complete en total amistad y dure para siempre.

Marcelo Birmajer 

*La ideas del autor no necesariamente representan las ideas de la Institución. Creemos en la libre expresión de ideas.

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