Informe Semanal CIMO
Los motivos de celebración en Israel no son solo relativos a Iom Ierushalaim. Cada año, la sociedad israelí y el pueblo judío expresan una profunda alegría por un nuevo aniversario de la reunificación de la ciudad de Jerusalem durante la Guerra de los Seis Días de 1967. Además, con la confirmación de solo 4 nuevos positivos de COVID-19, el Estado judío comenzó a retomar la vida diaria anterior a la pandemia y reporta un total de 2343 casos activos.
Por otro lado, la actividad política -que había continuado durante la crisis del coronavirus- sigue su rumbo tras superar la mayor crisis de los últimos años. Finalmente, el nuevo gobierno de unidad nacional tomó el mando y Biniamín Netanyahu continuará en el cargo de Primer Ministro por un año y medio más (luego será sucedido por Benny Gantz). Sin embargo, el actual premier deberá acudir a la lectura de los cargos de corrupción en su contra, siendo esta la primera vez que un Primer Ministro en funciones enfrenta un juicio de tal magnitud.
Asimismo, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina Mahmoud Abbas anunció que cancelaría todos los acuerdos vigentes tanto con Israel como con Estados Unidos -incluyendo los acuerdos de seguridad- en protesta por el apoyo norteamericano a la política de anexión de territorios en Cisjordania por parte del Estado judío. En este caso, la anulación de los acuerdos de seguridad entre la ANP e Israel implicaría un sustancial cambio en el control de facciones radicales en Judea y Samaria, ya que no habría cooperación alguna entre el gobierno de Al Fatah y las autoridades israelíes para evitar atentados y capturar a terroristas buscados. La autoridad de Abbas pende de un hilo, ya que organizaciones armadas como Hamas están ganando terreno en el control de Cisjordania y la anulación de los acuerdos solo sería favorable a su posición.
Por último, la cuestión geopolítica en Israel vuelve a entrar en escena. Durante las últimas semanas, Israel e Irán se han enfrentado en batallas cibernéticas que podrían ser un preludio de los nuevos enfrentamientos a nivel mundial. En primer lugar, se ha acusado al Estado judío de hackear el sistema informático del puerto iraní de Shahid Rajai, causando daños en la logística y funcionamiento del mismo. Este hecho ocurrió luego de un intento por parte del régimen de Teherán de atentar virtualmente contra la red de distribución acuífera de Israel, por lo que el ciberataque al puerto iraní puede entenderse como una represalia. Además, el 21 de mayo hackers de Irán atacaron cientos de webs israelíes y transmitieron un mensaje alusivo a la “pérdida de Al Quds” (contraparte de Iom Ierushalaim), en el que reprodujeron imágenes de un bombardeo ficticio a Israel y su destrucción.
En la frontera norte, tanto Israel como Hezbollah se están preparando para acciones hostiles que podrían surgir tras un aumento paulatino de tensiones que crecen hace ya años. El grupo terrorista financiado por Irán realiza constantes amenazas al Estado judío desde Líbano -donde también funciona como partido político- y se asienta cada vez en la vecina Siria en apoyo al Presidente Al Asad en la guerra civil que sacude a su país. En tanto, Israel ha recurrido en muchas ocasiones al bombardeo de posiciones de Hezbollah en territorio sirio que pudieran comprometer la seguridad del Estado judío. Así, la guerra cibernética de las últimas semanas sumada al aumento de las tensiones con Hezbollah son una clara muestra de que el enfrentamiento entre Israel e Irán, si bien es improbable que ocurra de manera directa, continuará apareciendo en el radar en forma de pequeños conflictos aislados que intenten socavar el control que Israel ha tratado de lograr en sus fronteras en los últimos años.