La entrada principal de la Sede Pilar de Hebraica tiene unas garitas de seguridad que… bueno, no la hacen precisamente hermosa, como pueden serlo la entrada de la Universidad de Oxford o la del Palacio de Buckingham. Pero, por otro lado, al menos es funcional.
Al mismo tiempo, hay cosas positivas en relación a esto. En primer lugar, que deja mucho margen para mejorar. Como dice el dicho en inglés: «Cuando uno se encuentra en el fondo, el único lugar a donde ir es hacia arriba.» (Me disculpo de antemano si este dicho existe también en español – mi español no es lo suficientemente bueno.)
La segunda cosa positiva es que: «Hebraica somos todos», por lo que esta situación crea una oportunidad para que los socios trabajen para mejorar el club. Nuestro club no es un servicio por el que uno paga y espera que le hagan todo, como si fuera un Megatlón; sino que es, por sobre todas las cosas, una comunidad. Y la comunidad somos nosotros.
Es por eso que mi corazón se llenó de alegría cuando me enteré que: un grupo de socias que quieren hacer que SHA sea más hermosa, aún más verde y más respetuosa con el medio ambiente, se juntó para conseguir varias plantas para poner en la entrada de Hebraica Pilar. Después lo coordinaron con el equipo de infraestructura y, ¡listo!
No se puede lograr que un lugar sea más hermoso y más verde de la noche a la mañana – y tampoco apelando a las autoridades. Para lograrlo, tenemos que hacerlo nosotros mismos. A través de la «autogestión», como nos gusta decir en el club.