Como presidente de la Sociedad Hebraica Argentina me ha tocado transitar diferentes momentos y situaciones a nivel nacional que sin lugar a dudas afectan la labor diaria. A todos nos pasa que la inestabilidad no nos permite planificar como quisiéramos y recorrer caminos ideales en nuestra vida personal, familiar, profesional y comunitaria.
Años anteriores decía: “Son tiempos de transformaciones constantes, vivimos en un mundo complejo, muchas cosas han cambiado, pero también, es necesario comprender que se conservan ciertas cuestiones básicas y esenciales”.
Ese párrafo estaba dedicado al aprendizaje sobre la pandemia y las cuarentenas, sin embargo, una vez más, interpreta este momento de la Argentina.
Hebraica HOY crece gracias al trabajo comprometido de voluntarios y profesionales que se preparan todas las semanas y mantienen viva la llama sagrada del trabajo serio y por el otro. Hebraica crece en infraestructura avanzando con nuevos proyectos educativos, deportivos, culturales y sociales.
Como dirigentes de nuestro pueblo, tenemos una vital responsabilidad en conservar activas nuestras instituciones, tender lazos, formar alianzas y dar la lucha en conjunto. Unidos, porque en tiempos de crisis, las amenazas de todo tipo reaparecen y los riesgos crecen.
También podemos tomar la oportunidad, aprender y salir fortalecidos. Cada uno en su rol tiene la oportunidad de redoblar esfuerzos y adaptarnos. Prepararnos una vez más y enfocarnos en lo esencial.
Mi deseo es que en estos tiempos críticos que nos tocan navegar, tengamos la suficiente claridad para no dejarnos atrapar por lo urgente y centrarnos en la gestión humana, el Tikun Olam, los valores como pueblo judío, priorizando el trabajo de los madrijim en los grupos con sus janijim y estrechando vínculos comunitarios.
La Torá nos enseña que la palabra hebrea Shaná (año) viene en su raíz de la “sheine” que significa repetir o reiterar, pero también viene de “shinui” (cambio). Antes de que cambie el año se pide que reflexionemos y tomemos las buenas cosas para poder reiterarlas y poder cambiar aquello que debemos mejorar. Es un buen momento para que estemos en familia, miremos hacia adentro y confirmemos que es lo realmente importante en nuestras vidas.
Anhelo que en este nuevo año que comienza podamos cumplir con el compromiso de trabajar más unidos en comunidad. Cuando escuchemos el sonido del Shofar y cerremos los ojos, podamos repasar lo hecho y decidir cómo vamos a afrontar el próximo año.
Sigamos transformando juntos, en comunidad, priorizando la familia y desarrollando cada día más los valores judíos de la continuidad, la educación, la justicia social, el bienestar en sociedad, el respeto y el Tikun Olam.
SHANÁ TOVÁ UMETUKÁ
Jonathan Lemcovich,
Presidente Hebraica.