ENTREVISTA al presidente de la Sociedad Hebraica Argentina, Jonathan Lemcovich.
¿Crisis es oportunidad?
Hebraica tomó la crisis como una oportunidad. Los responsables de juventud, adultos y cultura venían trabajando en un proceso de digitalización desde octubre de 2019 y cuando llegó la cuarentena en pocos días lograron configurar el paso que faltaba y con un esfuerzo enorme pudimos tener online un campus que le dio soporte no solo a nuestra institución, sino que, sin cargo, ayudamos 20 escuelas y clubes que no tenían la chance de trabajar con esta innovación.
Al mes teníamos competencias y capacitaciones de Esports, cursos de programación para jóvenes con casi 200 inscriptos, programa de educación financiera online y el tráfico mensual llega a 100.000 usuarios al mes. Una locura. Realmente nos sentimos pioneros porque nuestra visión apuntaba hacia ese lado desde que asumimos hace menos de 2 años.
¿Cómo fue el proceso de que hoy la Isla de Pilar es un hospital para pacientes con Covid-19?
Fue un pedido del intendente de Pilar, Federico Achával que se aprobó porque como dirigentes entendimos que debíamos estar a la altura de la situación. Y cedimos momentáneamente un predio. Comprendíamos que es parte de mejorar el mundo, del Tikun Olam del que siempre hablamos.
El espíritu de esta conducción es la de colaborar comprometida y solidariamente con los más necesitados, los que sufren y los que menos tienen. Los primeros días de marzo hicimos una campaña para donar útiles, alimentos no perecederos y abrigos a escuelas del municipio. Te quiero dar ese ejemplo para que se entienda que está en nuestra esencia ayudar.
¿Hubo oposición a la decisión?
No. Solo dudas e incertidumbre al comienzo. Pero recuerdo que rápidamente los socios sintieron el orgullo de pertenecer a una institución que estaba haciendo lo que debía hacer. Y sobre todo, una comisión directiva que retomaba ese espíritu de comunidad, de trabajar en sociedad y de apertura que está en la esencia de Hebraica
¿Y la presencialidad, cómo manejaron esa situación?
Nos adaptamos. Como todos.
Los dirigentes tuvimos adecuarnos a las normativas municipales, provinciales y nacionales vigentes. A algunos les costó más comprender que hay cuestiones que nos exceden, otras que son grises, porque los decretos no aclaran…
Creo que el balance es positivo en una situación muy compleja
¿Qué te duele?
Los dirigentes cedemos mucho tiempo familiar, por el amor a la institución, somos muy comprometidos entonces tratamos de dar respuestas rápidas.
¿Cuál será el legado que dejan?
Buena pregunta, pero si la respuesta es directa. Saneamos Hebraica. Las cuentas cierran. Nos acostumbramos a escuchar que la institución era inviable, que había déficits por todos lados. Y hoy preparando balances te puede asegurar que, en dos años de esfuerzo de muchas personas, de un equipo comprometido, logramos que la institución crezca en socios, mejore la infraestructura, con buena salud económica, recupere identidad, sea noticias por cosas positivas, pionera en el mundo digital que viene… creo que seremos recordados como los que retomamos el rumbo.