El equipo argentino de Futsal es nuevamente finalista del mundial y creo que, más allá de la pasión y el orgullo por los colores, tenemos que hacer una mirada general sobre el logro de estos chicos.
Al igual que la Legión del Tenis, la Generación Dorada del Básquet o las Leonas en el Hockey, estamos en presencia nuevamente, de un fenómeno que trasciende lo deportivo, se trata de algo histórico que debe ser analizado y comprendido, pero sobre todo tomado como ejemplo.
Desde la institución que presido pudimos asistir y disfrutar la cotidianeidad de nuestro jugador estrella: Matías Edelstein, un ejemplo a seguir de humildad, respeto por el otro, fair play y calidad como persona.
Debiéramos admirar su perseverancia, el trabajo constante de un chico que trabaja como profe en Hebraica, enseña y educa a sus alumnos de inferiores de la escuelita, no solo con palabras sino con sus acciones.
Es un honor decir que pertenece a nuestra comunidad y que somos parte de su formación del mismo modo que él, con gran empeño transmite a la siguiente generación
Estoy seguro de que son los mismos valores que guían a todo el equipo y se transmite en su esencia de lucha y persistencia para lograr resultados. Se nota el amor por la camiseta, el abrazo en cada gol, el aliento, los cantos, la arenga para cumplir el sueño de retener la Copa del Mundo.
Deseo fervientemente que aprendamos de las grandes enseñanzas que se esconden en el día a día de estos hermosos logros deportivos.